Arrancando allá por marzo comenzó la maratónica y escalonada carrera electoral que durante todo este 2011 redefinirá el mapa político de la Argentina, y que tendrá su punto más álgido a fines de octubre con la elección presidencial (si hace falta un segundo round, será unas semanas después en noviembre). Esperemos que lo redefina entonces. Porque tal vez no se redefina nada y solamente sea una definición. Aburrida.
Lo que comenzó con una tendencia en las disputas de poder a nivel provincial paso a convertirse en un preaviso de lo que puede llegar a ser el resultado final a nivel nacional. En concreto: de las 6 elecciones donde se renovaron poderes ejecutivos, 5 quedaron en manos de los oficialismos provinciales (Salta, Neuquén, Misiones, La Rioja y Chubut) y tan sólo 1 pasó a manos opositoras (Catamarca).
La 7° es Tierra del Fuego y terminará por definirse este próximo domingo. Con resultado aún incierto, la disputa en segunda vuelta es entre la oficialista Fabiana Ríos (Partido Social Patagónico, ex ARI y ahora pro-Binner) y la Diputada Nacional del FPV (Frente para la Victoria, oficialismo nacional), Rosana Bertone. La primer vuelta fue para esta última, que tal vez le anote el segundo poroto al grupo de los “disputadores”.
Pero la cosa se complica un poco más. No es tan sencilla. Tomemos el caso de Catamarca. Eduardo Brizuela del Moral compitió como siempre por el Frente Cívico y Social, alianza gobernante de los últimos 20 años, pero perdió a manos del FPV, que llevó a Lucía Corpacci y que recibió un fuerte respaldo del Gobierno Nacional.
Respaldo quiere decir que funcionarios nacionales viajaron constantemente a Catamarca, que la Presidente Cristina Kirchner realizó alguna que otra visita protocolar y también que salieron a relucir la cantidad de obras de infraestructura realizadas por la gestión kirchnerista en territorio del norte. Brizuela del Moral pagó caro querer volver a la UCR y perdió por unos pocos pelos.
Lo curioso de la situación es que si analizamos los oficialismos que sí resultaron triunfantes, los mismos muestran patrones de comunicación electoral muy similares a los presentados por el “caso testigo” de Catamarca. Salvo Chubut, donde el Peronismo Disidente (tengo dudas de que sea nombre propio) se jugó el todo por el todo y pudo mantener la gobernación, todas las demás provincias que se pegaron con boligoma a la figura de Cristina Kirchner. Y ganaron.
Lección: jugar al modelo del Gobierno Nacional paga. Y paga muy bien. Si no veamos otros dos casos más en detalle.
En Neuquén, el Movimiento Popular Neuquino (oficialismo provincial desde la década del ’70 y aliado táctico del Gobierno Nacional en el Congreso) aprovechó el envión de Cristina Kirchner y salió airoso. También quiso aprovecharlo la heterogénea y pícara alianza de la UCR con el FPV (y otros 4 partidos más) que intentó disputarle el poder pero que se quedó en el camino.
El segundo caso está en pleno partido. En Tierra del Fuego, tanto Fabiana Ríos con Rosana Bertone usaron la figura de la Presidente para sumar votos. Y hasta ahora le salió mejor a Bertone, que sacó ventaja de 12 puntos en la primera rueda. Este domingo, entonces, puede darse el segundo caso de un “disputador” que vence a un “oficialismo” con el apoyo del Gobierno Nacional.
Mención especial: Ciudad de Buenos Aires
Una atención más considerada y con subtítulo merece la Ciudad de Buenos Aires. Con la fecha de la primera vuelta en puerta (10 de julio), las tendencias parecen seguir el mismo patrón que se da en el interior. El gobernante PRO marcha primero en encuestas, seguido a un promedio de 18/20 puntos (dependiendo del encuestador) del FPV, y a un poco más de distancia de Proyecto Sur. Más atrás marcha un pelotón de candidatos que aspiran solamente a colocar a sus legisladores.
Lo particular de Buenos Aires es que el oficialismo local tiene altas chances de renovar su mandato por otros cuatro años, pero que, particularmente, es uno de los más férreos opositores al Gobierno Nacional.
Y acá es donde aparecen los puntos de contacto. La campaña en la Ciudad de Buenos Aires está tan estancada y tan escasa de propuestas alternativas, que casi la mitad del electorado considera que continuar con el PRO es su mejor opción electoral. A eso se suma la batería de medidas positivas (no voy a entrar en la discusión de listarlas o no) que encuentran cabida en esa misma porción de la población.
Cierre: El resto del país y la Nación
Por eso, mucho de lo que ocurre en la Ciudad puede tomarse como ejemplo para la Nación y para las demás provincias que restan elegir sus autoridades.
Me da la sensación de que solo en las provincias de Santa Fe y Córdoba podemos esperar alguna que otra sorpresa de recambio local. Más en la segunda que en la primera, pero para eso tenemos que esperar un mes más.
Por eso, si nada cambia, se da el siguiente cálculo: si tenemos una oposición dispersa, sobreoferta de candidatos, ausencia de consenso opositor, escasez de ideas alternativas, falta de debate serio sobre ideas y propuestas y, particularmente, buena aceptación de la gestión actual, mucho más no se puede pedir para ser reelecto. Es el mejor escenario.
Para los oficialismos, ¿no? Los “disputadores” tendrán que esperar otros 4 años. Y quedarse como opositores.
Muy bueno el artículo. Si fuese tal cual como explicas, no habría dudas de la reeleccion de CFK. Lo que mantiene la duda son las provincias como Córdoba y Santa Fe y también CABA (3 de los 4 distritos con más votantes) donde el FPV no gana. Todo depende de lo que suceda en las elecciones provinciales que quedan y también van a influir las primarias abiertas, donde vamos a tener una encuesta exacta de como está posicionado cada uno. A partir de ahí comienza la verdadera campaña...
ResponderEliminarSaludos