01 agosto 2011

Qué puede pasar con la política en 2011-2015 (Escenario 1)

Arranquemos con una bomba. Con algo ya jugado. De una. No tiene mucho sentido ponerse a pensar quién y cómo va ganar las elecciones nacionales que se avecinan.

Por eso. Pensemos que Cristina Kirchner ya ganó las internas, también las generales sin necesidad de una segunda vuelta y que tenemos kirchnerismo (nacional) por cuatro años más.

Yo me pregunto entonces: ¿qué va a pasar con la política peronista esos mismos cuatro años? Porque tenemos que tener en cuenta dos cosas. Una, que Cristina Fernández de Kirchner no puede aspirar a un tercer mandato consecutivo, salvo reforma constitucional mediante (como filtran algunos medios). Dos, que, a causa de la uno, varios van a querer acercarse al sillón para reemplazarla.

Por eso, lo primero que se me ocurre es que la política de los próximos cuatro años va a ser puramente territorial. Los gobernadores del interior, sobre todo del PJ, van a ser un sostén esencial para garantizar la gobernabilidad del sistema.

Harto conocido es la afirmación de que los gobernadores peronistas tienen un peso considerable en la administración del poder político en la Argentina. Lo que, a su vez, les sirve como catapulta para lanzarse a la carrera presidencial, siempre que tienen la chance.

Y si lo pensamos un rato, en gran medida es así: de todos los presidentes/candidatos (serios) a Presidente del PJ que hemos tenido desde el retorno a la democracia, la gran mayoría ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo en alguna Provincia. Diría que todos, salvo Cristina Fernández de Kirchner claro.

Ahí es entonces donde comenzarán a pesar dos cuestiones para alcanzar ese objetivo. En primer lugar, un aspecto interno que incluye: las estructuras de poder local, el grado de disciplinamiento interno (legisladores, funcionarios y dirigentes) y la posibilidad de atraer a distintos sectores políticos bajo una única candidatura. En segundo lugar, un aspecto externo: es decir, la capacidad de esos gobernadores de mostrar una imagen moderada, de gestión, con fuerte preocupación por las necesidades sociales y con una imagen positiva alta.

Una conjunción positiva de ambos factores puede allanar el camino para la Casa Rosada

Lo segundo que se me ocurre es que esa política, además de ser territorial, será de alianzas locales. Los gobernadores peronistas van a comenzar a tejer y destejer alianzas políticas entre sí para comenzar a estructurar bloques de poder regionales, y así comenzar a inclinar la balanza a su favor dentro del PJ. No van a querer que se les escape de nuevo la decisión sobre las candidaturas presidenciales. Ya bastante tienen que tolerar a Amado Boudou y a diputados que no son propios.

Se me ocurre que estas alianzas serán regionales por la cercanía de las provincias. Imaginemos este esquema tentativo.

Una alianza del Norte en torno al eje Urtubey-Capitanich, quiénes cuentan con una gestión sólida, buena imagen provincial y representan la renovación en el PJ. A ellos podrían sumarse otros aparatos provinciales cercanos (Catamarca, La Rioja, ¿Tucumán?) pero dependerá del grado de vinculación con la Casa Rosada.

Otra segunda alianza sería, tal vez, en el centro del país: Busti-Uribarri-De La Sota-Reutemann. Ellos representan más bien la vieja escuela del PJ y a los que quiere retornar a los espacios de poder obtenidos en la década del ’90. A su favor cuentan con tres provincias con modelos productivos desarrollados, sin demasiada dependencia del Gobierno Nacional y con la suficiente capacidad de disciplinamiento interno. Además pueden sumar a otras figuras relevantes (¿Macri?).

Una radiografía de esos esquemas de alianzas puede comenzar a verse en el Congreso Nacional en los próximos dos años. Habrá que prestar atención a cómo se estructuran los bloques, quiénes son las autoridades de ambas cámaras y qué ocurre con las votaciones centrales. Será una tire y afloje constante.

Nada impide, sin embargo, que esos bloques tentativos puedan confluir en alguna experiencia mixta. O que las alianzas regionales sean otras e incluyan a otras provincias. Todo dependerá de 1) las elecciones de mitad de mandato en 2013 y 2) de saber quién quiere jugar par aquién.

Esto, claro, son simplemente algunas posibilidades. Puede no ocurrir todo eso. O puede ocurrir más que esto. Pero sí sirven para disparar interrogantes y comenzar a pensar que la política (peronista) en los próximos cuatro años va a ser en cierta medida cercano a esto.

Jugado.


Nota al pie: (En breve publicaré los disparadores para los otros dos temas: qué pasa con la política no peronista y qué pasa si pierde el kirchnerismo)

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