Un tema en la agenda candente es la (falta de) relación Gobierno Nacional – Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. O entre Kirchnerismo y Macrismo. O entre Cristina Fernández de Kirchner (y todo su Gabinete) y Mauricio Macri (y todo su Gabinete).
Primer, los hechos. La luna de miel de este difícil “matrimonio por obligación” circuló en torno a la transferencia de los subtes del ámbito nacional al porteño. Que si acepto; que no con estas condiciones; que necesito los fondos; que te toca hacerte cargo; etc... El final pre-anunciado fue una separación sin divorcio, pero que dará más peleas por la división de bienes: no hubo acuerdo por el traspaso y todo terminó en el Congreso Nacional.
Ahora, el análisis. Y acá es donde viene lo interesante. Acá es donde podemos (intentar) aplicar algunas nociones de Ciencia Política, como le gusta a Leviatán.
Es el Congreso Nacional el que tenemos que analizar/tratar de entender para comprender como se configura la política partidaria argentina. ¿Por qué decimos esto? Porque es en este ámbito institucional donde se puede apreciar el mayor peso del territorio para discernir las posturas que han adoptado y van a adoptar nuestros legisladores nacionales. Esto es, la territorialización de la Política.
Veamos. Partamos de la premisa de que los legisladores, al momento de tratar un proyecto de ley, pueden adoptar tres posturas: aprobar, rechazar o abstenerse. Estas posturas implican, para 1) su reputación y 2) su futura carrera política, mayores o menores costos/beneficios políticos. Y esas mismas posturas serán adoptadas por los legisladores (suponemos) en base a dos criterios. El primero, preponderante, es netamente territorial; es decir, tienen en cuenta los distritos a los cuales representan. El segundo, más relegado, es de corte estratégico-electoral; es decir, con mayor/menor cercanía hacia alguno de los dos jugadores que disputan el conflicto: Kirchnerismo por un lado, Macrismo por el otro.
En el Senado
Esto puede ayudar a explicar el comportamiento de la UCR en la Cámara Alta. De un bloque que en un principio encontró serias dificultades para constituirse sólidamente, surgió un homogéneo apoyo al traspaso de los subtes. Al menos en la votación en general. Acá el criterio de votación es doble y reforzado. Primero, porque la UCR no tiene ningún Senador electo por el distrito de la Ciudad de Buenos Aires. Segundo, porque su dirigencia partidaria siente en sus entrañas la tentación que puede ser un Macri presidenciable 2015 para algunos de sus Ejecutivos locales en el Interior del País. Independientemente de si ello implica un apoyo “tácito” al oficialismo.
En cambio, si vemos otros casos, el criterio de territorialidad privilegia. María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica y opositora) y Samuel Cabanchik (PROBAFE y, aleatoriamente, oficialista-opositor) son dos senadores que representan al Distrito Capital, a los cuales se les vence el mandato el año que viene y que no desean, por puro cálculo racional, ser castigados por un traspaso de servicios con un consecuente aumento de impuestos.
Finalmente, dos casos particulares merecen atención aparte. Primero, el rechazo de parte del interbloque FAP (Luis Juez, Norma Morandini y Jaime Linares, opositores) al proyecto se explica más bien por el criterio táctico-electoral: paga mejor ser opositor al Gobierno Nacional, diferenciarse de la UCR y votar en contra. Pero esto se complica si vemos el segundo caso, esto es, la abstención de Rubén Giustiniani (PS, opositor, miembro del FAP). El Senador por Santa Fe tiende a privilegiar la relación equidistante entre Kirchnerismo y Macrismo, 1) sin la presión por su distrito de elección (esto es algo que comparte todo el FAP en el Senado) y 2) con la batalla ya ganada por el bloque del FVP en el Senado. Perdido por perdido, me abstengo.
En la Cámara de Diputados
Acá es donde se esperaría (en teoría) una mayor unificación de los partidos políticos opositores en torno al traspaso. Primero, porque en la Cámara Baja es mayor la cantidad de legisladores electos en la Ciudad de Buenos Aires (criterio de territorialidad). Segundo, porque sería una buena señal de la dirigencia política para forzar a Kirchneristas y Macristas a encontrar un punto de acuerdo, previendo el ciclo electoral que comenzará el año próximo (criterio táctico-electoral). Tercero, porque acá el PRO sí tiene representación legislativa.
Pero la teoría no funciona. Veamos.
El bloque de diputados de la UCR se encuentra dividido. Aún hoy mismo, día de la votación. Por un lado, y replicando la estrategia de sus pares en el Senado, el sector que responde a Ricardo Alfonsín considera votar a favor del proyecto. Por el otro, quienes acompañan a Oscar Aguad, prefieren apostar a un perfil marcadamente opositor y hacer sus propios cálculos electorales en torno a 2013-2015. El Macrismo es un espacio tentador.
Los problemas se los compra Ricardo Gil Lavedra, Presidente del Bloque de la UCR, alfonsinista, obligado por disciplina partidaria a ser disciplinado, pero electo en la Ciudad de Buenos Aires y con vencimiento en 2013. Problemas. Muchos.
El FAP mantiene contradicciones internas similares a lo visto en el Senado. En este caso, se parte en tres. El sector de Claudio Lozano privilegia el criterio táctico-electoral pero no quiere apoyar a ninguno de los “dos demonios”, y de ahí el deseo de la abstención.
Por su parte, Roy Cortina (PS, Ciudad de Buenos Aires) se ve presionado por la territorialidad y prefiere el rechazo del proyecto. El resto del bloque socialista se dirime entre abstención y rechazo. Gracias Giustiniani por el dilema.
Finalmente, el GEN de Margarita Stolbizer prefiere el rechazo: no tiene diputados electos por la Ciudad y repite estrategia del Senado.
Reflexión final
Me quedan algunas ideas sueltas que vamos a agruparlas acá. Más bien, son dudas.
Primera duda: ¿qué pasa con los diputados del FVP que fueron electos por la Ciudad de Buenos Aires? Es decir, ¿cómo explicar el pase de los subtes con el consecuente aumento de impuestos sin pagar un costo político alto? Puede ser por disciplina partidaria. Puede ser porque otra no les queda. Puede ser porque no aspiran a renovar mandato sino a estar “de paso por el Congreso” y aspiran a mejores cargos cuando se venza su mandato. Como por ejemplo, Roberto Feletti.
Segunda duda: el debate en la Legislatura de la Ciudad. Acá debemos dejar de lado el criterio de territorialidad porque, verdad de Perogrullo, todos representan a la Ciudad. De ahí que el clivaje pasa por creerle o no al Macrismo si puede (o no) hacerse cargo de los subtes sin aumentar los impuestos.
Ayer fracasó la sesión en la Legislatura en la que se iba a tratar el traspaso, en clara anticipación a la votación del día de hoy en la Cámara de Diputados.
Falta rosca. Continuará el Leviatán.
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