Ahora nos toca cerrar el círculo: analizamos las coaliciones peronistas. Todas. No dejamos ninguna afuera. Pero ninguna. Para que nadie sienta traición ni destierro.
Acá pueden ver la nota en el portal de El Estadista y acá la serie completa con #hasthag propio. Muy moderno.
Si quieren ver más del tema (no nos aburrimos), pueden ver otra de dimensión multinivel (acá) y algunas sobre Europa (británicos e italianos).
El
que gana, conduce. El que pierde, coaliciona.
Facundo Cruz
Politólogo,
Docente Universidad de Buenos Aires (UBA)
No podemos pensar al sistema
político argentino sin el Peronismo. Es un componente dado. La mayoría de los partidos
políticos suele tomar sus decisiones estratégicas por reacción a acciones que
realiza esta masa invertebrada de múltiples actores con amplia presencia en
distintos niveles del Estado. El juego estratégico de las coaliciones
multinivel no escapa a esta coyuntura.
Y nosotros no podemos dejar
de destacarlo. Nos sentimos obligados. Independientemente de que en notas
anteriores hayamos mencionado (al pasar) algunos elementos relevantes, la
importancia de las coaliciones multinivel peronistas tiene más jugo para
exprimirle.
Retomemos la definición.
Habíamos planteado que las coaliciones políticas multinivel son 1) acuerdos
entre partidos políticos que 2) buscan concretar objetivos comunes, 3)
invierten sus propios recursos para hacerlo y 4) se distribuyen los beneficios
de lo logrado, 5) en un sistema que presenta múltiples niveles de competencia
política (Presidencia, gobernaciones, intendencias y legislaturas nacionales,
provinciales y municipales).
Nos concentraremos en las
distintas coaliciones electorales peronistas que están enfilando para las
elecciones generales 2015. Podemos destacar tres de ellas, cada una construida
en torno a un pre-candidato presidencial: Daniel Scioli (¿Frente Para la
Victoria -FPV-?), Sergio Massa (Frente Renovador -FR-) y el Frente para la
Victoria, con sus múltiples candidaturas (Florencio Randazzo, Julián Domínguez,
Sergio Uribarri y Agustín Rossi). Con partidos políticos más o menos distintos,
todos son peronistas.
Ahora, algunas ideas.
La
estrategia bidireccional
La importancia del Peronismo
en el sistema político argentino se confirma con datos: 17 gobernaciones
propias (más 4 aliadas circunstanciales), 65% de la Cámara de Diputados de la Nación,
54% del Senado, varias centenas de intendencias y, muchas de ellas, capitales
de provincia. Un verdadero actor multinivel.
De esta amalgama de recursos
de poder surge una primera característica de la construcción de la coalición
electoral peronista para 2015. La estrategia de construcción no será solamente desde
los niveles superiores del sistema político hacia abajo (top-bottom) ni tampoco en sentido inverso (bottom-up), sino que será en ambas direcciones.
Esta estrategia
bidireccional se desprende de la posición de poder relevante que ya ejerce el
Peronismo en el sistema político argentino: no tiene que crecer tanto, solo
mantenerse. Por eso solo necesita mantenerse integrada en la dinámica
multinivel. No preocuparse por ocupar más espacios. Aunque, probablemente, sí
cambie de nombres.
Tanto Massa como Scioli y
los restantes candidatos del FPV necesitan de gobernadores, intendentes,
diputados y senadores peronistas como éstos necesitan de los primeros. Por una
cuestión de simple supervivencia y/o crecimiento político: la tracción de los
votos en ambas direcciones. Los actores que ya se encuentran ocupando
posiciones de poder en múltiples niveles de gobierno tienen intenciones de
mantenerse, de la misma manera que aquellos que aspiran a ocuparlos.
La
transversalidad interna
No tenemos que preocuparnos
por la estrategia de construcción multinivel. Pero sí tenemos que hacerlo por
la transversalidad en la búsqueda de apoyos internos.
Ampliemos un poco. Como ya
mencionamos, hay una mutua necesidad de supervivencia entre presidentes que
aspiran a serlo y actores que ya se encuentran ejerciendo poder. Si el
Peronismo es el actor dominante de los espacios de poder actualmente, entonces
Scioli, Massa y compañía tienen que construir transversalmente poder interno
para aumentar sus chances de victoria.
Estos apoyos no son
necesariamente homogéneos en cada distrito sino que son transversales: que un
gobernador acompañe a Massa no impide que algunos o todos sus legisladores
vayan con Scioli, sus intendentes con Domínguez y los concejales con Randazzo.
En esa clave tenemos que ver
las recientes declaraciones de gobernadores, intendentes y legisladores
peronistas manifestando su apoyo para uno u otro candidato. De la misma manera
que también podemos verlo en las reorganizaciones de bloques de diputados en
las legislaturas provinciales, y hasta en los concejos municipales.
Cada uno, actores nacionales
o subnacionales, puede apostar sus fichas de póker a una mano de cartas que
considera la mejor. El que gana, conduce. El que pierde, coaliciona.
La
tentación de la cooptación (ajena)
El único problema (si
podemos llamarlo de alguna manera) que enfrentan las coaliciones peronistas es
el peligro de la cooptación ajena. Concretamente, nos referimos a la necesidad
que tienen las coaliciones no peronistas de integrar parcialmente actores
peronistas subnacionales en su construcción.
Esto por un sencillo motivo.
Existe un vox populi político en
Argentina que indica que el único con capacidad de gobernar es el Peronismo. De
modo que las coaliciones PRO y FAUNEN que se formen tendrán un fuerte incentivo
y un objetivo primordial en garantizar gobernabilidad tanto ejecutiva como legislativa,
nacional como subnacional. La tentación viene desde el polo no peronista.
Y puede ser un peligro que
fracture al Peronismo en algunas provincias. Más que nada en aquellas donde
haya actores desencantados, relegados o maliciosos que quieran marcar su
postura. Y la cancha (por ejemplo, en Jujuy y Chaco donde radicales con aspiraciones de llegar a la Gobernación impulsan acuerdos amplios con sectores peronistas). Todo dependerá de la capacidad de los pre-candidatos
presidenciales peronistas para mantener integradas sus coaliciones multinivel.
Últimas
ideas (pero no finales)
Resulta difícil hacer un
cierre definitivo de esta serie de tres notas iniciadas hace un mes. La
política es contingencial. Más aún la política electoral. Esta política, a la
que nos estamos acostumbrando, es en la actualidad de coaliciones. Y la futura
también lo será. No nos cansamos de repetirlo. Por ese motivo podemos dotarnos
de herramientas que nos ayuden a ordenar el mapa de partidos políticos.
La noción de coalición
multinivel es un buen intento para hacerlo. Nos permite detectar actores de la
obra, intereses, objetivos y posibles marquesinas de escenario. Además,
contribuye a resaltar las complejidades
del sistema político argentino. A través de esta lente podemos analizar coaliciones
no peronistas (PRO y FAUNEN) y peronistas (FR, FPV y sus variantes).
Estas últimas son las que
más interrogantes nos generan. Ya indicamos algunas posibles salidas para las
no peronistas. Pero las peronistas nos quitan el sueño. Tanto por su
flexibilidad organizativa como por la multiplicidad de componentes que puede
integrarla y las potenciales configuraciones partidarias que terminen teniendo.
Es un misterio.
Pero no desesperen.
Peronistas somos todos.
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