O Kirchner es berlusconista. La idea de fondo es la misma. Que bomba, ¿no?
Les cuento por qué. Estuve siguiendo las noticias recientes de nuestros hermanos “tanos” y los gobernantes que supieron conseguir. Y llegue a esa dura conclusión: tanto el kirchnerismo como el berlusconismo han comenzado a mostrar ciertos caracteres comunes que permiten, con todas las salvedades del análisis comparado, hacer un paralelo entre ambos.
Es cierto. Italia tiene un sistema parlamentario y nosotros Presidencialismo. Allá la dinámica política es distinta a la de acá y la misma estructura del Estado es otra. Respetando esas diferencias institucionales esenciales, creo que igual hay puntos en común.
(Nota aclaratoria antes de empezar: cuando me refiero a Kirchner hablo del binomio matrimonial. Dos cabezas (piensan) mejor que una.)
Ahora sí. Berlusconi no ha dudado en cuestionar al Poder Judicial italiano con el pintorezco calificativo de comunista por los intentos de varios jueces de llevar ante los tribunales al Primero Ministro. Las denuncias de evasión impositiva, negocios turbios y otras tantas que pesan sobre su espalda se han convertido en un dolor de cabeza verdadero. Para varios Ibupirac 600.
Kirchner, por su parte, también ha encontrado un enemigo común en
Hay más. Berlusconi ha coloreado por igual a la prensa escrita y televisiva, las cuales que se han especializado en destacar cuanto escándalo mediático se ha descubierto. Pero solamente a aquella que no le responde: no olvidemos que el magnate italiano ha sabido construir un imperio mediático en torno al Grupo Mediaset.
Kirchner, por su parte, se las agarró contra el Grupo Clarín y pretende, paralelamente, construir su propio grupo de medios que incluya TV, diarios, revistas y radios que le juegue a su favor.
La oposición ha pasado a ser el tercer enemigo. De nuevo Berlusconi mete en la misma bolsa comunista a los diputados opositores, quienes, con muchas dificultades organizativas, discursivas y electorales, no han podido hacerle frente en el Parlamento. Pero que, sin embargo, le han propiciado algunos dolores de cabeza.
A Kirchner le pasa…algo muy parecido.
Un último punto han sido las recurrentes protestas de la sociedad civil. En Italia no es menor el crecimiento que ha tenido Il Popolo Viola en los últimos meses, sobre todo a partir de sus demandas ético-morales por el respeto a las instituciones, al Estado de Derecho y los pedidos de rendición de cuentas de parte de los dirigentes políticos.
A Kirchner le pasa…algo parecido. Aunque las distintas protestas sociales no han sido homogéneas sino más bien sectoriales (trabajadores, jubilados, empleados de empresas privadas, etc). Salvo los cacerolazos de algunos años atrás.
Me olvidaba de otro. La coalición gobernante construida por Berlusconi sufrió recientemente un fuerte cimbronazo con el alejamiento de su socio político y co-fundador del Pueblo de la Libertad (PDL), Gianfranco Fini. Ahora éste se ha convertido en árbitro del gobierno y ha pasado a jugar en el medio entre oficialismo y oposición.
Kirchner sufrió lo mismo con el Julio César Cleto, hace ya algunos años y con la 125-gate como catapulta política. Ahora Cobos es uno de los líderes de la oposición y pre-candidato presidencial por
¿Qué sacamos en limpio? Dos cositas. Primero, que la comodidad de contar con una mayoría parlamentaria sólida por un período considerablemente largo de tiempo ha llevado a ambos a que, en el momento en que otros de los (o los dos) Poderes (Legislativo y Judicial) quieran frenarlo, automáticamente se polariza un enfrentamiento entre “ellos” y “nosotros”. La nostalgia del poder y el control es algo que les pesa tanto a Berlusconi como a Kirchner.
Nostalgia que también se materializa frente a los reclamos sociales y las denuncias de la prensa por la forma en que ambos ejercen el poder.
Segundo, que, a pesar de los matices institucionales mencionados anteriormente y los diferentes incentivos que ellos generan para los actores políticos, tanto Berlusconi como Kirchner han construido poder sobre una lógica muy similar. Ello ha llevado a que su estilo de liderazgo se centrara estrictamente en la fidelidad, la centralidad y la jerarquía. Fuera de estos lineamientos queda la traición y la desestabilización.
Es medio loco, lo sé. Pero no dejan de llamarme la atención dos realidades parecidas y diferentes a la vez. Por ahí Berlusconi puede aprender un poco de nosotros, sobre todo porque él, como Primer Ministro, no tiene mandato fijo, como un Presidente. Depende de la confianza del Parlamento. Y todavía le quedan 3 años de gobierno.
Pobre.
"Me gusta".
ResponderEliminarY realmente, creo que da para otro tipo de análisis. Del estilo de qué posibilidades tienen cada uno de sortear las trabas institucionales que tienen, si va más allá del discurso que tienen. Me refiero, por ejemplo, a si Berlusconi puede decir que no a un fallo como el que acá afectaba a Santa Cruz, y desafiarla a ese nivel. O si al kirchnerismo lo afectó la ruptura con Cobos tanto como a Berlusconi la de Fini. Que quizás, como señalás vos, son cuestiones con muchos puntos en común pero que el sistema puede incorporar de manera distinta... o terminar premiando o castigando en distintas instancias.
Igual, al margen de esta sugerencia, creo que lo que se muestra es la presencia de un componente cultural si se quiere, o incluso personalista, más allá de las reformas que hagamos o el sistema que tengamos. Me quedó muy grabada la frase de Sartori de "la democracia en EEUU funciona porque los estadounidenses quieren que funcione". Lo cual me deja terribles perspectivas sobre una democracia real en nuestro país, al menos en el corto o mediano plazo...
Siempre que te comento algo termino deprimida por la democracia en nuestro país, jaja. Quizás me fui un poco por las ramas!
Saludos :)
No te fuiste tanto, Sofi. Bienvenido sea el debate.
ResponderEliminarCreo que lo que decís del juego instituciones-ejercicio del poder es muy cierto. Sin embargo, soy reacio a encontrar como causa última del desarrollo democrático e institucional a la cultura política. Soy de los que creen que no podemos remitir todas las explicaciones a eso.
Sí creo que, por ejemplo, determinados entramados institucionales incentivan o desincentivan determinadas actitudes. Si hay balances que castigan comportamientos cuando no se los debe tener, entonces sí funcionan las cosas. Por eso Sartori dice lo que dice (un grande).
No te deprimas. Las cosas pueden mejorar. Siempre.