Últimamente estaba medio reacio a meterme en la discusión gobierno vs. Grupo Clarín, y todo lo que ello implica, rodea, incluye, destruye y molesta. La verdad, me molestaba. Mucho. Sigue siendo así.
Pero ayer como que dí un giro. Me mandaron un video (chusmas por acá) del Gran Lanata disertando sobre “tema Papel Prensa” y me llegó. La verdad, me llegó. De tal manera lo hizo que me dejó pensando en un nuevo post (dos en una semana con este).
Empecemos por el principio. El Gobierno Nacional se ha esforzado y empecinado en ser el único actor político con capacidad de fijar la agenda diaria/semanal de discusión (también política). De ahí que la eterna disputa con el Grupo Clarín, ahora materializada en Papel Prensa-gate y Fibertel-gate, pasó a ocupar la tapa de todos los diarios, la boca de todos los periodistas y los ojos de todos los televidentes.
La oposición despotrica y patalea. Acusa de autoritarismo al Gobierno Nacional, apunta contra las intenciones totalizadoras del ahora “régimen” y cuestiona duramente los límites a la libertad (de consumidores y empresarios) de hacer dos simples tareas como son acceder a Internet e imprimir un diario en papel.
Esos son los hechos, los actores y el juego. Ahora: ¿había necesidad de jugarlo ahora? ¿Tan trascendental resulta ahora desnudar la trama de la venta de Papel Prensa y la licencia de Fibertel? La pregunta de todos: ¿Por qué? Respuestas, no tengo. Por eso, prefiero analizar pros (los menos) y contras (los más). Leviatán me ayuda.
El kirchnerismo (como un todo) comete un grave error, creo, al embestir de esa manera contra el Grupo Clarín. Por ende, se equivoca en esta ocasión al querer fijar la agenda.
Primero, porque, luego de la remontada que venía mostrando en las encuestas sobre intención de voto (ver este post y esta nota), ahora está tirando por la borda lo logrado. Parecía volver a seducir ese deseado voto de la clase media, ya sea por disputas insulsas en la oposición, por falta de atractivo de figuras alternativas o por ser el único con capacidad para gobernar. Pero imagínese usted si lo van a votar quienes se queden sin prensa libre o, peor aún, sin Internet.
Segundo, porque difícilmente puede, a partir de ahora, convencer a ese mismo electorado de su progresismo o centro-izquierdismo. Ya no alcanza con la asignación universal, la estatización de los aportes jubilatorios (por muy dudosa que sea) o el fin del monopolio televisivo del fútbol. En el ideario progresista la libertad de prensa y los servicios masivos de comunicación son pilares fundamentales. Derribarlos es un error.
Quiero detenerme en este punto. Néstor Kirchner es, a mi juicio (y coincidiendo con una colega), el único con capacidad para girar a la izquierda en el peronismo. Los demás apóstoles del General no por convicción, pasado, principios y/o valores. De modo que, frente a este nuevo impulso por fijar la agenda, Kirchner se aleja del deseado giro. A tal punto que puede romperse la rótula.
Si 2003 lo ganó (con dudas) partiendo de ese discurso progresista, 2011 le resultará más difícil de orientar en la misma dirección. Especialmente porque ya todos están hablando el lenguaje de las elecciones. Y, lo sabemos todos, lo que siempre se acuerdan los electores son el último y anteúltimo año de gestión. Los otros dos lo suelen recordar los spots y afiches de campaña.
Me sigue picando lo de Lanata: ¿por qué ahora? Sigo sin entenderlo. Sobre todo por lo que dije en los últimos párrafos. Leviatán a veces no piensa estratégicamente. La dejo picando.
Coincido con lo de la agenda pero no con lo de Kirchner. Su pretendida posición en la izquierda sigue vigente porque avanzar sobre esos medios (aclaro que creo que lo de Papel Prensa y Fibertel son medidas ínfimas pero que inician un camino que me parece que no deberíamos recorrer) fue disfrazado como una lucha contra las elites que nos gobiernan desde siempre y que son culpables de todas nuestras desgracias. Ellos siguen en su lucha montonera.
ResponderEliminarSin embargo, si, esos temas también ocasionaron que su imagen deje de elevarse entre la clase media. Pero por otras cuestiones que son más simples (adhiriendo a Borensztein): cambiarme de operador de Internet (sin tener opciones!) y escucharlos a ellos hablar de ese tema cuando tenés mil cosas más importantes, rompe las bolas (obviando el lenguaje académico).
Diste en el clavo Sofi. Ese es el tema con Kirchner. Su posibilidad de girar a la izquierda tiene dos opciones: irse al polo o quedarse en el centro (Sartori dixit). Irse al polo es plantear la medida como una lucha contra elites. Intentar quedarse en el centro (centro-izquierda, no?) es no atentar contra la libertad de prensa, ni eliminar un servicio ni "romper la paciencia".
ResponderEliminarAhí es donde esa capacidad para girar hace que se rompa la rótula. Se va hasta el polo. Puede girar mucho, pero pierde al electorado medio.
Tal vez no quedó claro en la nota. Muy buen comentario y gracias fan, como siempre.