08 enero 2013

Dilemas, ideas y conjeturas sueltas sobre Chávez, (Post)Chavismo y Venezuela


América Latina anda inquieta en las últimas semanas. Un poco agitada. Nerviosa. Motivos no faltan: desde el momento en que le diagnosticaron una grave enfermedad al Presidente venezolano Hugo Chávez los ánimos se caldearon.

La importancia de Venezuela en la política, la economía y las relaciones internacionales de la región es de tal magnitud que la caldera, hoy en día, es tanto interna como externa. Juicios de valor aparte, esa es la realidad. Esta centralidad del proceso político venezolano obliga, entonces, a que discutamos un poco el mañana. Y el pasado mañana. ¿Qué podría pasar con el (Post)Chavismo?

Primero, un diagnóstico. El Chavismo puede ser caracterizado hoy en día como un 1) movimiento político cívico-militar estructurado en torno al Partido Socialista Único de Venezuela y sustentado por diversos partidos y actores políticos aliados menores; 2) con un ejercicio del poder altamente personalista y centralizado en la figura dinamizadora y “encantadora” de su líder Hugo Chávez; 3) fuertemente populista en su vínculo con militantes y electores; y 4) sustentado en un discurso que entremezcla contenidos nacionalistas y marxistas-socialistas.

Esta escueta descripción es, hoy en día, un arma de doble filo. Por un lado, es el motivo, la causa y la justificación del éxito y supervivencia del Chavismo en Venezuela, con sucesivas e ininterrumpidas victorias electorales desde 1999. Esa fortaleza es la que le ha permitido producir semejante cambio radical en el proceso político Venezuela. Bien podría atreverse uno a decir que Chávez será a Venezuela lo que Perón fue a la Argentina. Habrá un antes y un después de Chávez, tanto en la política como en la sociedad venezolanas.

Por otro lado, las particularidades mencionadas pueden ser el caldo de cultivo de futuros y potencias problemas. En concreto: la unidad y disciplina mencionadas esconden ciertas diferencias subterráneas en el Chavismo, en general, y en el PSUV, en particular. La centralización del proceso de toma de decisiones en la figura de Hugo Chávez ha llevado a que numerosos dirigentes de segundas líneas y “estrellas en ascenso político” en el movimiento hayan sido relegadas con el paso del tiempo. Ya sea por ¿fortuna? de la coyuntura o por estratégica decisión del líder.

La falta de un sucesor natural y el nuevo escenario de posible ausencia prolongada de Chávez aceleraron los tiempos y obligan a preguntarse por la sucesión del poder real (y futuro). Es en la solapada/latente/previsible disputa entre Nicolás Maduro (Vicepresidente Electo y anterior Canciller venezolano) y Diosdado Cabello (Presidente de la Asamblea Nacional) donde debemos concentrarnos.

Las diferencias, claro, son tanto ideológicas como de intereses materiales concretos. Primer encontronazo: mientras que Maduro representa el ala más cercana a La Havana, Cuba y el marxismo-socialismo, Cabello se acerca más a la línea nacionalista. Segundo encontronazo: Maduro se apoya fuertemente en movimientos sociales y políticos civiles, mientras que a Cabello se lo asocia a los militares venezolanos (importante y poderoso sector) y a la ya famosa (casi de película) “boliburguesía” local. Partidazo.

Las diferencias no son menores, sobre todo considerando la naturaleza policlasista de un movimiento político que, como bien se mencionó, depende en gran medida de la capacidad movilizadora de su líder. Si es en Chávez en donde se sintetizan hoy en día las diferencias y disputas de poder, éstas podrían hacerse latentes, externas y “públicas” el día de mañana.

A futuro cabe preguntarse si el partidazo terminará en empate y distribución del poder institucional entre los sub-actores del Chavismo, o si, en cambio, uno de los dos ganará. Si es por goleada, puede haber cierta dosis circunstancial de paz política y social. Si es por la mínima, puede ser extremadamente peligroso para la estabilidad política y democrática de Venezuela. Sencillamente porque los dos (tres, cuatro, cinco o cuantos sean) sub-sectores del Chavismo se convertirán en actores con fuerte capacidad de veto.

Último comentario. El movimiento formado por Chávez contiene un fuerte y poderoso componente en los militares que apoyan el proceso revolucionario. Están dotados, además de poder real, de importantes cargos institucionales como son, por ejemplo, cerca de la mitad de las gobernaciones (ganadas electoralmente por militares hace unos meses). Cualquier propuesta política que pueda afectar los intereses materiales de este sector puede derivar en conflictos de consecuencias graves. Ello dependerá de 1) la capacidad de Maduro y Cabello de alcanzar sólidos acuerdos y de 2) quien primero pueda capitalizar para sí mismo la herencia y el liderazgo del Post-Chavismo.

Porque, por lo general, los liderazgos no son compartidos. Y los partidos de base cívica-militar no suelen ser la mejor combinación para resolver conflictos y crisis políticas a través de las instituciones.

Para que América Latina se calme.

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