15 agosto 2020

Una jugada de ataque

Si dos entradas más atrás hablamos de las inestabilidades de la región, el #EvoGate en Argentina sumó un poquito más a la trama. Asumido el Frente de Todos como gobierno, Evo Morales fue recibido como asilado político. Se despertó una polvareda en el país, con tantos vítores como maldiciones. Salió esta nota en TN.com.ar analizando la jugada de Alberto. Lo interesante es que fue el antecedente de un giro en la política exterior hacia la región y el preludio de otras acciones más atrevidas. ¿Vieron que no todo son coaliciones y elecciones?

Una jugada de ataque

En sus dos primeros días de gobierno, Alberto Fernández movió sus piezas con dos hitos de política internacional. El primero fue el miércoles al mediodía, al almorzar con los delegados del gobierno de Donald Trump. El segundo fue ayer jueves, al recibir a Evo Morales como asilado en Argentina y comenzar a tramitar su pedido de refugio político en el país. Una para cada lado.

Sin dudas el arribo del líder del MAS a tierra patria es una jugada que mueve el tablero político regional. Y es de ataque. El golpe sufrido por el gobierno de Evo hace unos meses derivó en una situación de inestabilidad social, política, económica e institucional interna que aún no parece encontrar una base sólida para las nuevas elecciones presidenciales que deben ser convocadas. A eso se suma un aumento de las tensiones entre quienes asumieron el gobierno provisional de Bolivia y los referentes masistas con declaraciones cruzadas, persecución política y pedidos de proscripción. Que Evo esté en Argentina incomoda a Jeanine Yañez y sus principales apoyos.

Pero no son los únicos. Los gobiernos norteamericano y brasileño ya miran de reojo con mala gana. En primer lugar, por las mutuas coincidencias al denunciar el populismo de los recientes gobiernos progresistas de la región, de los cuales Evo Morales es uno de sus más fieles exponentes. En segundo lugar, por ser actores vitales de apoyo para sostener a quienes impulsaron la caída del MAS en Bolivia, tanto en términos ideológicos como políticos y económicos.

En esta partida de a cuatro, el Frente de Todos tiene que lograr un balance. La recepción de Evo marca sin dudas una toma de postura clara en torno al conflicto boliviano que va más allá de la mera interpretación sobre golpes, caídas y transiciones. Busca posicionar a Argentina nuevamente dentro del grupo de países progresistas de la región: que el Grupo de Puebla sea una plataforma política para el futuro. Pero, al mismo tiempo, tiene que contener y mantener aceitados los vínculos con Estados Unidos por la sencilla razón de que es un apoyo clave para renegociar y reestructurar la deuda Argentina. Sin Trump no hay acuerdo.

Esta situación tiene tres condimentos adicionales que movilizan el tablero. El primero: Evo Morales es el jefe de campaña del MAS para las próximas elecciones presidenciales. El segundo: Argentina está más cerca de Bolivia que México. El tercero: en nuestro país viven poco más de 345.000 bolivianos. Son la segundad comunidad extranjera más grande en nuestro país (después de la paraguaya) y la mayor en el exterior. Hay una estrategia.

Adicionalmente, en términos legales el sistema argentino de refugiados no prohíbe expresamente realizar declaraciones o actos políticos. La Ley N° 26.165 no establece esta prohibición para quien recibe la condición de refugiado de parte del Estado Nacional. Así pueden leerse las declaraciones de Felipe Solá, Canciller argentino, al solicitar a Evo Morales extrema cautela en su estadía en nuestro territorio.

La jugada, si bien fue de ataque, no debería ser una sorpresa. ni tiene que ser atribuida exclusivamente a Cristina Fernández de Kirchner. El Presidente Fernández fue un actor clave en la construcción de los vínculos políticos con los gobiernos progresistas de la década del 2000 durante su desempeño como Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. Adicionalmente, existen múltiples puentes formales e informales entre el Frente de Todos y el MAS. Si había un lugar de la región donde iba a estar Evo Morales después del 10 de diciembre era Argentina.

Alberto Fernández ya movió un alfil, pero por ahora debería retener a la reina.

Facundo Cruz, Coordinador Académico de la Licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales (UADE) 

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