“Gusto
a poco”: Bachelet frente a la estabilidad electoral chilena
Facundo
Cruz[1]
Ganar con una amplia ventaja
en elecciones presidenciales cuyo resultado las encuestas auguraban con
altísimo optimismo puede ser un arma de doble filo. Primero porque no vencer
por la mayoría absoluta de los votos obliga a la candidata/a vencedor/a a
esperar unos meses para ungirse Presidente en una segunda vuelta. Segundo
porque esa ventaja amplia y cómoda no siempre se reproduce en las dos cámaras
de un congreso.
Si señores. En sistemas
presidenciales no siempre tener el ancho de espadas gana la partida. También se
necesitan bastos (y espadas) en el Congreso Nacional. De los buenos.
Michelle Bachelet no estuvo
exenta de estas limitaciones políticas en las elecciones generales celebradas
en Chile hace unas semanas. Más aún: los comicios no modificaron mucho los
patrones de comportamiento electoral ni los alineamientos políticos que han
caracterizado al trasandino país los últimos 30 años.
¿Cómo?
La
estabilidad con (pequeños) cambios
Rompamos algunos
preconceptos que circularon. Tanto la Concertación como Bachelet compitieron en
un escenario político-electoral estable y sin grandes alteraciones registradas durante
las últimas décadas. Hasta podríamos llegar a decir (casi) congelado. Si
observamos el Gráfico Nº 1 podemos ver cómo la volatilidad electoral se ha
mantenido constante en este tiempo. Hay cierto congelamiento político. Tan solo
1 de cada 4 chilenos ha cambiado de candidato presidencial en elecciones
consecutivas, mientras que en la Cámara de Diputados se da un fenómeno similar.
Sorprendentemente el Senado es el que mayor volatilidad arroja.
A grandes rasgos, esto
quiere decir que 1) son pocos los chilenos que cambian de votos elección tras
elección, y 2) que las proporciones de votos obtenidas por los candidatos
presidenciales y por los partidos políticos que compiten por acceder a bancas
parlamentarias se han mantenido relativamente constantes. En términos
comparativos, Chile es (junto a Uruguay) un rara
avis latinoamericano.
Gráfico
Nº 1. Volatilidad electoral para Presidente, Senado y Cámara
de Diputados, Chile (1989-2013)[2].
Fuente: elaboración
propia en base a datos proporcionados por Servicio Electoral, Chile (http://www.servel.cl).
Si también tomamos en cuenta
el Margen de Victoria (MV) entre el primer y el segundo candidato presidencial,
y el Número Efectivo de Partidos Presidenciales (NEPP)[3],
entonces Bachelet no fue la primera y única con ventaja competitiva desde el
retorno a la democracia en 1989. Fue más bien un envido bien cantado. ¿Por qué?
Viendo la Tabla Nº 1 en
detalle podemos apreciar como los candidatos ganadores “cómodos” fueron tales
cuando la carrera presidencial contaba con más de dos candidatos competitivos;
es decir, en valores NEPP cercanos o pasando los 2,5. En aquellos casos donde
el NEPP se acercó a 2, la ventaja entre primero y segundo se redujo drásticamente.
Un dato de color adicional.
En aquellas situaciones donde la centro-derecha chilena (Unión por el Progreso,
Alianza por Chile) se encontró dividida o golpeada luego de una gestión gubernamental
cuestionada y criticada, la primera vuelta para la centro-izquierda
(Concertación) estuvo garantizada.
Queda gusto a poco. La
Concertación no solo no pudo convertir el entusiasmo en una sola y cómoda
victoria, sino que tampoco pudo romper el molde de las tradiciones. Una partida
más (del montón).
Tabla
Nº 1. Margen de Victoria (MV) y Número Efectivo de Partidos
(NEP) en elecciones presidenciales, Chile (1989-2013)[4].
Año
|
Primer Lugar
|
Segundo Lugar
|
MV Presidencial
|
NEP Presidencial
|
1989
|
55,17%
(Concertación-PDC)
|
29,40%
(Dem y
Progreso-UDI)
|
25,77%
|
2,41
|
1993
|
57,98%
(Concertación-PDC)
|
24,41%
(Unión x
el Progreso-UDI)
|
33,57%
|
2,47
|
1999
|
47,95%
(Concertación-PS-PPD)
|
47,51%
(Alianza-UDI)
|
0,44%
|
2,19
|
2005
|
48,64%
(Concertación-PS)
|
45,96%
(Alianza-RN)
|
2,68%
|
2,22
|
2009
|
44,06%
(Coalición por el Cambio-RN)
|
29,60%
(Concertación-PDC)
|
14,46%
|
3,07
|
2013
|
46,67%
(Concertación-PS)
|
25,01%
(Alianza-UDI)
|
21,66%
|
3,29
|
Promedio MV/NEP
(1989-2013)
|
16,43%
|
2,65
|
Fuente:
elaboración propia en base a datos proporcionados por Servicio Electoral, Chile
(http://www.servel.cl).
Dos
bloques ¿compactos?: la lógica de las coaliciones
La competencia por las
bancas en el Congreso Nacional chileno tampoco arrojó elementos interesantes de
cambio. Por eso también es útil ver las tendencias en las últimas elecciones.
La Tabla Nº 2 nos dice
específicamente dos cosas. En primer lugar, que Bachelet no logró superar
ampliamente la barrera del 50% en ambas cámaras del Congreso. De hecho, obtuvo
tan solo unas pocas bancas más que durante su primer mandato (2005-2009). En
segundo lugar, que la distancia respecto de la segunda fuerza parlamentaria
tampoco es tan amplia como se esperaba ni tan diferente de otros años. Si
tomamos en cuenta el Margen de Victoria Legislativo tanto entre los partidos
políticos que accedieron a las bancas en juego como entre las dos grandes
coaliciones (Concertación/Nueva Mayoría y Alianza y sus derivados), las
diferencias no son abismales. Un retruco ganado con un tres.
Sin embargo, a no
desesperar. No es solamente un error táctico ni estratégico de los (casi seguros)
nuevos oficialistas. El “congelamiento” de la política chilena es institucional
y se debe al sistema electoral binominal. Como bien se aprecia en la cantidad
de partidos y coaliciones “efectivas”, los valores no se han modificado
drásticamente en los últimos años. Si tomamos en cuenta los partidos sueltos,
apenas han pasado la barrera de los 6 en la Cámara de Diputados y la rozan en
el Senado luego de las últimas elecciones. Si tomamos en cuenta las coaliciones,
la lógica es claramente bipartidista: Concertación/Nueva Mayoría y Alianza son
los dos grandes bloques que se distribuyen la mayoría de las bancas. Sino
todas.
Tabla
Nº 2. Porcentaje de Bancas oficialistas, Margen de Victoria
Legislativo (MVL)[5],
Número Efectivo de Partidos Legislativos (NEPL) para partidos políticos y
coaliciones, Chile (1989-2013).
|
1989
|
1993
|
1997
|
2001
|
2005
|
2009
|
2013
|
% de Bancas Oficialismo (Diputados)
|
57,50%
|
58,33%
|
|
57,50%[6]
|
54,17%
|
48,33%
|
56,67%
|
% de Bancas Oficialismo (Senado[7])
|
46,81%
|
44,68%
|
|
41,67%
|
40,82%
|
52,63%
|
55,26%
|
MVL Diputados (Partidos)
|
7,50%
|
6,67%
|
12,50%
|
6,67%
|
2,63%
|
15,00%
|
5,00%
|
MVL Senado
(Partidos)
|
10,53%
|
5,26%
|
18,42%
|
15,79%
|
0,00%
|
0,00%
|
0,00%
|
MVL Diputados (Coaliciones)
|
17,50%
|
16,67%
|
18,33%
|
4,17%
|
9,17%
|
3,33%
|
16,67%
|
MVL Senado (Coaliciones)
|
15,79%
|
10,53%
|
5,26%
|
5,26%
|
7,89%
|
7,89%
|
10,53%
|
NEPL Diputados (Partidos)
|
5,07
|
4,95
|
5,33
|
5,94
|
5,59
|
5,63
|
6,61
|
NEPL Senado
(Partidos)
|
4,69
|
4,06
|
4,43
|
5,05
|
5,82
|
5,16
|
5,97
|
NEPL Diputados (Coaliciones)
|
2,04
|
1,95
|
2,06
|
2,03
|
2,02
|
2,28
|
2,08
|
NEPL Senado (Coaliciones)
|
1,95
|
1,98
|
1,99
|
1,99
|
2,09
|
2,09
|
1,98
|
Fuente: elaboración propia en base a datos proporcionados por Servicio Electoral, Chile (http://www.servel.cl).
De modo que si Bachelet gana
en la segunda vuelta tendrá tanto un desafío como una paradoja que resolver.
Desafío. Lograr mantener una
amplia coalición estable, compacta y disciplinada para llevar adelante su
agenda legislativa. Más allá de la larga tradición de alianzas en Chile, a la
Concertación/Nueva Mayoría se integraron nuevos actores políticos de la
izquierda “dejada de lado” (Partido Comunista, Movimiento Amplio Social), los
cuales tendrán que aprender la lógica de funcionamiento interno rápidamente. O
perecerán en el intento. O perecerá la mayoría.
Paradoja. Si desea modificar
la Constitución chilena y el sistema electoral binominal que tantos beneficios
le ha reportado a la centro-derecha chilena necesitará…a la centro-derecha para
llegar a los dos tercios del Congreso (80 diputados y 25 senadores). Un empate
que lleva 30 años.
Y que dejan los 20 de
ventaja con gusto a poco.
[1]
Politólogo, Docente en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Secretario de
Redacción de Revista POSTData. Editor del blog leviatanasueldo.blogspot.com. Contacto:
cruzfacu@gmail.com.
[2] Para el
cargo presidencial se tomó en cuenta el porcentaje de votos obtenidos por los
candidatos que lideraron las coaliciones electorales. Para el Senado y la
Cámara de Diputados se tomó en cuenta las bancas obtenidas por cada partido
político.
[3] El
Número Efectivo de Partidos (NEP) calcula la cantidad de partidos que son “verdaderamente”
competitivos tomando en cuenta el porcentaje de votos que obtiene cada uno en
una elección determinada y en un distrito particular. El índice arroja un valor
que no es necesariamente un número entero, cuyo resultado es la ponderación de cada
partido político a partir de los votos que obtiene. En este caso se identifica
NEPP ya que se toman en cuenta los votos para el cargo presidencial. Más
adelante se mide el NEP Legislativo (NEPL) y se cuentan los partidos que
acceden a bancas en el Congreso en cada una de las cámaras.
[4] Entre
paréntesis se registra la coalición electoral que obtuvo ese porcentaje de
votos, seguido guion mediante del partido al que pertenece el candidato
presidencial.
[5] El MVL
está calculado en base a la cantidad de bancas que obtuvo cada partido político
o coalición al momento de la elección.
[7] El Senado
chileno incluyó hasta la reforma constitucional de 2006 la figura del Senador
Designado, herencia del “pinochetismo”: 9 senadores eran designados por
distintas instituciones y autoridades estatales, con las mismas atribuciones y
potestades que sus pares electos. Al no ser competir en elecciones ni tampoco
integrar algunas de las fuerzas políticas, no se contabilizaron dentro de los
representantes que formaron parte de las coaliciones oficialistas.
Teniendo en cuenta el sistema binominal chileno (sistema que el ejecutivo saliente pareció intentar modificar sin mucho éxito) y considerando esta situación, que tan claramente expone, donde Bachelet gana pero con un margen bastante pobre, ¿deberíamos pensar que de este nuevo gobierno (con olor a conocido) va a salir la reforma electoral necesaria o todo va a continuar igual? ¿Qué opina?
ResponderEliminarAlgo para destacar es que, si bien el margen de victoria de Bachelet es amplio (no sólo en la primer vuelta sino también en la segunda realizada ayer), la verdadera política pasará por el Congreso chileno en dos líneas: 1) para que la coalición oficialista se mantenga funcionando y cohesionada (con nuevos actores) y 2) para lograr consensos con la oposición de centro-derecha. Creo que, como bien planteas, hay una luz de posibilidad de modificar el sistema electoral, siempre y cuando los beneficios que le reparen a la centro-derecha sean lo suficientemente buenos o similares a los que les reporta el sistema actual. Es una posibilidad, remota, pero una posibilidad al fin. Dependerá de cómo pueda negociar Nueva Mayoría: si encuentra apoyo de legisladores aislados, puede tener más chances. Si tiene que negociar en bloque, será más difícil.
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