13 julio 2017

Un Perfumo para las PASO


Porque salieron a tirarle con todo. A los tobillos. A las rodillas. Con el punto que más impacta en el humor popular: su costo. En las últimas semanas las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) recibieron patadas y manotazos en distintos lugares y de distintos jugadores. Arrancó la Tribuna pidiendo el cambio. Acá las castigaron. Acá las tirotearon. Acá y acá les arrancaron parte de la camiseta.

Las PASO necesitan un Perfumo (aclaración para desmemoriados y no conocedores). No es solo un defensor, sino uno que parezca que son varios. Uno que lo haga con calidad. Que dé el pase justo para el contrataque. Que habilite a los delanteros.

En el momento indicado de esa necesidad, Leviatán se puso a hablar con Doña Rosa. Se cruzaron en la vereda. Hacía meses que no pasaba. Arrancó el peloteo de siempre. Doña Rosa que escuchó a la Tribuna. Leviatán que se quedó pensando. Paró la pelota. Juntó los datos. Y se puso a armar la defensa. Como es de costumbre, tiene que hacerlo de manera estructurada.

¿Qué hay que defender? Desde hace 6 años que rige un sistema único a nivel mundial: hay PASO para todos los cargos nacionales de nuestro sistema político (algunas provincias han imitado el sistema para sus cargos provinciales). La propia sigla lo describe.

Por primaria se entiende una instancia previa a la elección general: hay un momento en donde los ciudadanos eligen quiénes van a competir por los cargos y quiénes tienen que esperar (o buscar otro lugar). ¿Qué ciudadanos? Como son abiertas, todos los electores habilitados para sufragar en una elección pueden votar en las primarias, independientemente de si son o no militantes de algún partido político específico. Este proceso es simultáneo para todos los actores políticos: en un mismo día todos coinciden en la definición de sus candidatos. Y es obligatorio tanto para los partidos o coaliciones que quieren competir en la elección general (quien no va a la primaria no puede competir después) como para los ciudadanos (votar es un derecho y una obligación).

Hay dos argumentos a favor de esta herramienta: uno de estrategia político y otro liberal-republicano.

El argumento de estrategia política. El Estado le brinda la posibilidad a, y facilita el financiamiento para que, los partidos políticos y las coaliciones electorales diriman sus candidaturas a cargos públicos en un mismo día, todos juntos y con las mismas reglas. La clave es esta: da una oportunidad. Esto no quiere decir que todas las fuerzas políticas estén obligadas a hacerlo, sino que pueden, si es que quieren y si lo acuerdan. Es hasta medio vueltero: los políticos tienen que acordar ir a internas porque no acuerdan ir en una misma lista o fórmula electoral. Qué ironía.

Piénsenlo de esta manera. Si en una provincia X un dirigente o un grupo de ellos no está de acuerdo en reiteradas oportunidades con l@s candidat@s elegidos por el liderazgo local del partido, tiene/n tres opciones: no militar la elección, formar un nuevo partido con sus propi@s candidat@s (la ley es permisiva para esto) o, peor aún, dejar de militar en política. Las PASO amortiguan esta secuencia. Perfumo corta y habilita.

El argumento liberal-republicano. Que el Estado brinde estas posibilidades para todos por igual cuestan recursos públicos. Fondos. Aportes de contribuyentes. Dinero. Guita. Y está bien que así sea. Una politóloga y profesora del federalismo bentonista suele decir que la democracia cuesta. Que para que se sostenga, el Estado tiene que invertir en ella. Si con la democracia se cura, se come y se educa, se tiene que poder elegir quiénes deciden eso por nosotros. Tiene su costo. Y esto también está bien que así sea. Perfumo despeja con categoría.

Acá vuelven las patadas. Porque las notas antes linkeadas generan dos preguntas que intentaremos responder con gráficos, colores y números. La primera: ¿son utilizadas las PASO en pocas, algunas, varias o casi todas las provincias del país? La respuesta es en más de la mitad. La segunda pregunta: ¿cuáles son las condiciones que facilitan o incentivan que un partido político o coalición electoral decida dirimir la disputa interna por candidaturas en la primaria y no acuerde lista única? La respuesta es que no queda claro, pero que hay un indicio de esas condiciones facilitadoras.

Vamos por partes, Don Jack.

¿Se usan?

Si. En la mitad de las provincias, al menos. En el próximo gráfico se pueden ver algunos datos iniciales. Antes de que ladren: de acá en adelante, todo fue armado tomando en cuenta solamente las tres principales coaliciones electorales legislativas que competirán en las PASO 2017[1] (vayan a la cita al pie). 
  



La tabla muestra la información acumulada de las 24 provincias argentinas en lo que respecta a la competencia interna en las tres principales coaliciones legislativas electorales (la ley las llama “alianzas de distrito” pero acá somos más chetos). El promedio es menor para el oficialismo nacional (Cambiemos) respecto de su principal desafiante (Peronismo). El desvío estándar muestra la dispersión de la cantidad de listas respecto del promedio acumulado: es mucho más alto en el PJ porque en algunos distritos compiten 6, 7, 8 (no es a propósito) y hasta 10 listas, y en otros hay unidad. Cada provincia de los compañeros descamisados, un mundo. En Cambiemos es algo más ordenado el nivel de competencia interna. Ya llegaremos al porqué, Doña Rosa.



Tal como se puede observar, en la mitad de las provincias Cambiemos y el Peronismo utilizan las PASO para dirimir las candidaturas a diputados nacionales en este año 2017. Los primeros poco menos de la mitad, los segundos poco más. Esto quiere decir que en más de la mitad del territorio una de las dos coaliciones electorales legislativas principales tendrá disputa interna. Yo diría que es bastante.

En lo que respecta a la tercera coalición, las proporciones son menores: en 3 de cada 4 provincias hay listas de unidad. Para pelear con David y Goliat, mejor organización y verticalidad.

Por acá puede venir otra patada. “Pero de esas provincias, ¿cuántas importan? Si muchas son chicas”. Acá decimos: ojo con eso. Si discriminamos por el peso electoral que tiene cada distrito en el país[2] (esta cita también es importante), entonces siguen importando las PASO. El 66% del electorado nacional (aquellos que residen en las 5 provincias de Alto peso electoral) tendrá al menos una PASO. Esto es que, ya sea en la Provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe o Mendoza, alguna de las tres coaliciones tiene internas. En las provincias de peso electoral Medio también se da el mismo fenómeno, salvo por Misiones y Santiago del Estero. En las de Bajo peso, solo Formosa, La Rioja, Río Negro y Tierra del Fuego no tendrán PASO en ninguna de las tres coaliciones. De modo que durante la ronda electoral 2017 solo en 6 distritos de 24 (el 25% de las provincias, que representan el 8,96% del electorado nacional) no se usará esta herramienta.

Cuestan, pero mirá como se usan. Perfumo sale tocando. A continuación, las tablas resumen.




¿Bajo qué condiciones se usan?

Esto no está del todo claro. Pero por ahí podemos esbozar alguna idea tentativa, que deberá ser probada en ejercicios posteriores, con más datos y más usos.

Acá se cree que se tienen que dar dos condiciones necesarias pero no suficientes. Para que se reduzcan las chances de que se utilicen las PASO el partido político/coalición electoral tiene que ser 1) oficialismo a nivel nacional y 2) oficialismo en la provincia donde se eligen los cargos públicos nacionales (en este caso, se toman en cuenta solo diputados nacionales). En otras palabras, las PASO son útiles para aquellas coaliciones electorales que no tiene un alto nivel de integración con un liderazgo nacional unificado, alta autonomía de los líderes provinciales con control del territorio local, y escasa integración entre las decisiones de ambos niveles. O sea, la mayoría de las argentinas. Para ellas, las PASO son orden y funcionamiento. Progreso, ya veremos.

Para evaluar esta idea loca, solo se toma en cuenta Cambiemos y el Peronismo. Vuelvan a ver las tablas anteriores. En cuanto al primer caso, las dos condiciones antes enunciadas se presentan solamente en cinco provincias: Buenos Aires, CABA, Mendoza, Jujuy y Corrientes. Santa Fe es el caso gris (“Ni”)[3]. En todos esos casos, salvo Corrientes, en ninguno hay competencia interna en la coalición electoral legislativa. Para todos, lista de unidad.

Esto se contrapone contra la realidad del Peronismo hoy en día. La ausencia de un liderazgo nacional que logre coordinar a todos los distritos y establecer criterios uniformes para definir las candidaturas para diputados nacionales de este turno dificulta. Ja, contate otro. Como dice otro profesor conocido de sacos Oxford, el Peronismo solo se ordena en el oficialismo. Mientras tanto, todos tiran de alguna forma. Los liderazgos provinciales (muchos de ellos, ejercidos por sus gobernadores de turno) dejan hacer a sus candidatos. Y que las reglas digan quién pierde y quién acompaña.

Esta (dura) realidad es bastante diferente de la vivida durante el 2015. Si observamos las tablas de antes, vemos cómo en el año 2015 lo que tiramos como posible en el caso de Cambiemos también aplicó para el Peronismo. En ese entonces, salvo 6 distritos[4], en todas las restantes el Peronismo kirchnerista era oficialismo provincial. De esas 18 provincias, tan solo en 3 hubo PASO: Chubut, La Pampa y Salta. La primera no tiene mucha explicación. En las 2 restantes puede deberse al alto grado de autonomía que tenía (y aún mantiene) el liderazgo peronista local. Perfumo sigue despejando.

Yendo al punto, en el caso de Cambiemos 2017 y del Peronismo 2015 hay algo de sustento para pensar que ser oficialismo en ambos niveles de gobierno (nacional y provincial) ordena la oferta y llama a la unidad. Para todo lo demás, existen las PASO.

Minuto 89. El partido llega a su fin. El debate para el alargue pasa por este lado. El problema no radica tanto en si se utilizan o no. Esto está descartado porque sí ocurre. La cuestión se centra más bien en quiénes son, qué grado de oferta interna permiten los tomadores de decisiones y en el rol que ocupan en el sistema político (si son los actores principales, los del medio o los marginales). Más aún, para el próximo partido: hace falta conocer con mayor certeza las condiciones bajo las cuales se utilizan.

Perfumo al vestuario.


[1] Primera nota al pie de varias. La categoría “tercera coalición electoral legislativa” se construyó teniendo en cuenta aquellos actores partidarios que solos o en coalición electoral están ubicados en el tercer escalón con posibilidades de alcanzar algunos de los cargos en juego. Para definir quiénes ingresan y quiénes quedan afuera, se recurrió a los medios periodísticos provinciales y a la importancia que éstos les asignaron a esas candidaturas.
[2] Les dije que eran varias. Para evaluar el peso electoral de cada provincia, se reunió primero a las 5 provincias grandes/metropolitanas (Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza). La más chica de ellas (Mendoza) representa el 4,25% del padrón nacional. De esta manera, se estableció el siguiente criterio: 4% del padrón o superior, peso electoral Alto; entre 2 y 3,99%, peso electoral Medio; menos de 1,99% del padrón electoral, peso Bajo.
[3] Esto se debe a que la UCR gobierna dentro del Frente Progresista Cívico y Social (FPCyS), junto con el Partido Socialista, la Coalición Cívica – ARI, GEN y otros partidos menores. Parte de la UCR se presenta en las próximas elecciones junto con PRO y aliados dentro de Cambiemos, parte de la UCR se quedó en el FPCyS y otra parte compite dentro del “massismo” provincial (1 Proyecto Santafesino). Conclusión: la UCR se parte.  
[4] CABA (PRO), Córdoba (PJ disidente), Neuquén (MPN), San Luis (PJ disidente), Santa Fe (FPCyS) y Tierra del Fuego (Partido Socialista Patagónico).

No hay comentarios:

Publicar un comentario