El
segundo tema que me quitó el sueño en las elecciones 2019 fue la oferta
electoral y cómo impactó en la distribución de los votos. Aparecieron coaliciones
a la derecha de Cambiemos que, cuando nadie lo esperaba ni nadie se lo
imaginaba, impactaron en el desempeño del Gobierno Nacional en las PASO 2019.
Hubo merma por derecha, sin dudas. Sumé gráficos y un esquema visual para ver
dónde se ubicaron todos. Repetí en
Cenital, gracias por el espacio de vuelta.
La
merma por derecha
El agosto negro de Cambiemos
tuvo dos grandes causas: el voto económico y la unidad del Peronismo. Como resaltó María
Esperanza Casullo la semana pasada, los electores evaluaron y ponderaron la
gestión presidencial. Esto se sintió con más fuerza en los
distritos urbanos. Pero hay un tercer factor que impactó en la
diferencia de votos entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio: las
candidaturas presidenciales de José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión. El
gobierno se asustó en junio y parecía que exageraba. Agosto lo pagó caro.
¿Por qué? Pierre
Ostiguy escribió en 1997 que la política argentina es
bidimensional: hay izquierdas y hay derechas, pero también hay populismo (alto)
y antipopulismo (bajo). De modo que lo que en política se entiende como dos
posiciones acá se lee como cuatro al cruzar ambos ejes. Los candidatos y sus
coaliciones se colocan en cada uno de esos cuadrantes para captar votos. El big data¸ los focus groups y el puerta a puerta les permite captar cuál es el ánimo
general de los ciudadanos y dónde se ubica la mayoría del electorado.
Este esquema puede ser aggiornado al contexto actual de modo
que podemos ubicar a las diez coaliciones presidenciales que se presentaron a
las PASO en cada uno de esos cuadrantes (le agrego la opción de centro a cada
eje). El siguiente cuadro no necesariamente indica cómo el votante percibe a
los candidatos, pero sí qué
propuso cada uno en la campaña.
Fuente: @facucruz en base al
texto de Pierre Ostiguy. Nota: al aplicar este esquema a Argentina se tiende a
asociar la dimensión “alto” al antiperonismo y la “baja” al peronismo.
La tabla muestra dos problemas
que se generaron para el gobierno nacional. Primero la figura repetida de que
un Peronismo unido difícilmente es vencido. Esta es la clave para octubre: ningún
competidor cerca y terreno importante para crecer hacia arriba dentro de la izquierda
y hacia el centro dentro de lo bajo. Segundo, que los Josés corrieron por
derecha a Juntos por el Cambio. Espert desde el liberalismo, Centurión desde
valores conservadores. Ambas coaliciones, NOS y Unite, capturaron proporciones
de votos marginales pero llamativas. Los cuales no necesariamente se hubieran
volcado hacia Mauricio Macri, pero sí podrían haber encontrado en su oferta
electoral el mejor de los peores mundos posibles. Ambos problemas estuvieron
ausentes en 2015.
Al ver la distribución
territorial del voto, cualquier analista puede desestimar la importancia de NOS
y Unite. En el siguiente gráfico se puede ver la proporción que recibieron las
diez fórmulas presidenciales en cada una de las 24 provincias.
Fuente:
@facucruz en base a escrutinio definitivo.
Liberales y conservadores azules
claros y celestes no son mayoría, pero sí son intensos. Acá es importante ver
el detalle, no la big picture. La
sumatoria de NOS y Unite llegó al 5% a nivel nacional: esto es más de 1,17 millones
de votos. Nada mal para los nuevos Josés. ¿De dónde vinieron esos votos? La
tabla siguiente da algunos detalles. NOS tuvo apoyos más parejos entre
provincias chicas y grandes, mientras que Unite tuvo un voto metropolitano más
fuerte. De no haber tenido competencia, Juntos por el Cambio hubiera acumulado
cerca 9 millones de votos. Pero mi abuela es mi abuela y mi abuelo mi abuelo.
Fuente: @facucruz en base a escrutinio definitivo. Las 5 provincias metropolitanas son Buenos Aires, CABA, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Las 19 restantes son las periféricas.
Aumentemos el foco. Sacando al
Frente de Todos, Juntos por el Cambio y Consenso Federal, el siguiente gráfico
muestra la distribución regional del voto para 7 de las 10 fórmulas
presidenciales. Todas ellas suman poco más de 2.1 millones de votos.
Fuente:
@facucruz en base a escrutinio definitivo.
Gómez Centurión pisó fuerte en
Corrientes, Chaco, Formosa, Tucumán, Santiago del Estero, Salta y Jujuy. Un
norte celeste. Espert, en cambio, se atrincheró con su prédica impositiva
anti-Estado en CABA, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, que son distritos más
urbanos. Cada uno apuntó a un electorado, alistó la tropa y sumó candidatos. Para
ser la primera vez, rindió. Bastante mejor de lo pensado. Jugada maestra será
si, como dice una profesora gringa,
suman diputados intensos en octubre provenientes de esos mismos distritos.
En términos generales, tanto
NOS como Unite fueron importantes por dos motivos. En primer lugar, porque
apostaron a un electorado que tiene puntos de contacto con la propuesta del
Gobierno Nacional. La primera vez que compitieron abiertamente, lograron saltar
la valla de las PASO y amasar una cantidad de votos destacada. En segundo
lugar, porque esa misma masa no hubiera permitido al oficialismo ganar las
elecciones, pero sí quedar más cerca del vencedor. Otro hubiera sido el
escenario, nadie hablaría de transición, y Andahazi aún estaría en Twitter.
El problema de la diferencia de
15 puntos no fue el pasaje del medio de Consenso Federal: ese voto ya viene
bollando desde 2015. El problema fue la merma por derecha, porque perder a los
propios sin hablarle a los otros es un arma de doble filo.
En política siempre se aprende, aunque cueste otro mandato.
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